La maldición de Bela Guttman

Bela Guttmann (centro), Eusebio (izqda) y Mario Coluna (dcha) posan con la copa de campeones de Europa.

A veces el fútbol, nos depara historias tan curiosas como la que nos acontece. Corrían los años 60, y Bela Guttmann, un trotamundos del mundo del fútbol, se encuentra con José Bauer, por entonces técnico del Sao Paulo y antiguo amigo de Bela, quien le habla de un muchacho mozambiqueño que le volvía loco. Ante las palabras de su amigo, Gutmann decide mandar un oejador y Eusebio da Silva Ferreira firma por el Benfica en 1960.

El 31 de mayo de 1961, en Berna, Benfica y Barcelona disputaron la final de la Copa de Europa de aquel año. Aquel partido se recuerda como "La final de los postes", debido a la cantidad de disparos que se vieron rechazados por las maderas, que por aquel entonces eran cuadradas y que por aquel encuentro cambiaron su forma a redonda. El choque finalizó 3-2 para los lisboetas con goles de Aguas, Ramallets (pp) y Coluna para los portugueses y Kocsis y Czibor para los azulgrana. De esta forma, el Benfica se proclamaba por primera vez campeón de Europa.

Al siguiente año, los portugueses repitieron gesta y levantaron por segunda vez consecutiva, la copa de Campeones de Europa. El 2 de mayo de 1962, se dieron cita en el estadio olímpico de Amsterdam, Benfica y el Real Madrid de las 5 Copas de Europa consecutivas. Durante todo el partido se pudo ver un gran espectáculo, en el cual los portugueses tuvieron que remontar hasta 2 veces para poner el 5-3 final en el marcador. La estrella del choque fue Eusebio, que con 2 goles, hizo que el hat trick de Puskas no valiera de nada.

Durante el verano, Bela Gutmann fue cesado del Benfica. Éste había pedido un aumento de sueldo, pero las negociaciones entre técnico y directiva no llegaron a buen puerto y se tornaron en un ambiente de gran tensión, por lo que el club decidió cesarle. Justo después de ser destituido, Gutmann declaró "sin mí, el Benfica no volverá a ganar una copa europea".

Como si fuera una especie de maldición, aquella frase supuso un antes y un después en la historia del club lisboeta. Desde entonces, el Benfica ha disputado 6 finales europeas y todas han tenido el mismo signo, derrota.

Eusebio en la final contra el Milán.
 La primera de ellas tuvo lugar la misma temporada de su destitución. El Benfica se enfrentó en Wembley contra el Milán. Con el final de la primera parte, parecía que las palabras de Guttmann iban a quedar en ceniza, 1-0 a favor de los portugueses con gol de su estrella Eusebio y ningún acierto en el remate de los jugadores del Milán. Pero en la segunda parte aparecería José Altafini para, con 2 goles, darle la vuelta al marcador y darle su primera Copa de Europa al Milán y al fútbol italiano.





La siguiente noche nefasta para el Benfica tendría lugar 2 años después. El 27 de mayo del 65, el equipo lisboeta perdió por 1-0 contra otro italiano, el Inter de Milán. El gol de los italianos llegó al borde del descanso, Jair chutó al centro de la portería, y cuando todo el mundo creía que el portero, Costa Pereira detendría el balón, éste, como si estuviera poseído por Guttmann, se resbaló de las manos del guardameta, pasó entre sus piernas y fue a alojarse dentro de la portería. 

Ya a finales de la década de los 60, el equipo de las "águilas" tendría otra oportunidad de conquistar la máxima competición continental. Era el 29 de mayo de 1968, y el Benfica volvía a Wembley para disputar, esta vez ante el Manchester United -reconstruido tras la tragedia de Múnich-, otra final de Copa de Europa. El partido fue a la prórroga, ya que Eusebio no fue capaz de aprovechar una gran ocasión en el 88´. En el tiempo extra, los ingleses fueron un vendaval a la contra, marcando 3 goles y con grandes actuaciones de George Best y Bobby Charlton.

El Benfica tuvo que esperar 15 años para volver a una final continental. En la temporada 1982-83, los portugueses alcanzaron la final de la Copa de la Uefa contra el Anderlecht belga. En la ida un solitario gol de Brylle daba ventaja a los belgas. Mientras que la vuelta en el Estadio da Luz, deparó un 1-1 que proclamaba campeón al Anderlecht. 

El 25 de mayo de 1988, "las águilas" tendrían otra oportunidad de conseguir su tercera Copa de Europa ante el PSV Eindhoven, entrenado por Guus Hiddink en su primer año como entrenador. La final, en la que apenas hubo fútbol, se decidió en los penaltis, al no ser capaz ninguno de los equipos a perforar la portería rival. Con todos los lanzamientos acertados, Van Breukelen detuvo el último penalti a Veloso. El Benfica, perdía así su quinta final europea consecutiva, contra un equipo que no ganó un partido desde octavos de final.

Rijkaard en la jugada del 1-0 de la final del 90.
 En 1990, los lisboetas llegaron de nuevo a la final de la Copa de Europa, esta vez ante el Milán de Sacchi y Van Basten. Días antes de la final y aprovechando que se disputaba en Austria, país natal de Bela Guttmann, una delegación del club encabezada por Eusebio, visitó la tumba del técnico para hacerle una ofrenda floral y rezarle. Sin embargo no sirvió de nada, los portugueses perderían por enésima vez otra final. En el 68´, Rijkaard marcó el único tanto del partido para el Milán.













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